sábado, 10 de octubre de 2015

Un día en el Festival de Cine de Sitges

Durante unos 24 años viviendo en l'Hospitalet, y teniendo Sitges a una media hora en tren, nunca me había planteado seriamente ir al festival de cine. Y cuando finalmente me lo he propuesto, tenía que encajar las vacaciones para poder estar disponible al menos un día. El día seleccionado ha sido el inaugural, el viernes 9 de octubre. Me había cogido con antelación las entradas para 3 películas, y preparado para pasar el día en la ciudad costera.

Ir un viernes ha sido en parte para no tener grandes aglomeraciones. Está bien poder conocer el festival en todo su esplendor, aprovechar todas las actividades posibles, pero por mi parte, no ha sido así, me he quedado con ver películas. Al menos en una de ellas había una presentación y posterior charla con el director. Tenía a mano la alfombra roja, pero no me quedé. Por lo que mi resumen es demasiado resumen, no va a ser ésta una crónica adecuada del festival. Además, todas las proyecciones a las que fui eran en el Hotel Melià (Auditorio y sala Tramuntana), que aunque es el centro de operaciones del festival, no era el único lugar.

Preparados en el auditorio para empezar a ver cine


La alfombra roja, mucho antes de recibir a nadie




Puestos de merchandising junto a la playa

Y como fui a ver cine, aquí comento un poco las películas que vi.

La Bruja (The Witch), de Robert Eggers

La película que abrió el festival viene de Sundance, una historia sobre brujería en la Nueva Inglaterra del siglo XVII o XVIII. Por un lado busca una puesta en escena realista, pero de vez en cuando aparecen escenas o situaciones fantásticas. El escenario es reducido, puede haberse hecho con poco presupuesto, aunque no lo aparente. No es un terror de sustos, es más de hacer sufrir al espectador. Si me hacía sufrir era por no saber por donde entraría la brujería en la vida de esta familia.

Absolutely Anything, de Terry Jones

Seguimos con una comedia con aroma de Monty Python, ya que el director es miembro del grupo, y el resto de miembros ponen voces a unos personajes. La película tiene a Simon Pegg como persona que por azar recibe el poder de hacer absolutamente todo. Tiene un montón de ingredientes para ser una buena película, pero es floja. Hay momentos divertidos, te ríes, pero las expectativas estaban altas y no se alcanzan. Además, me recordó mucho al Jim Carrey de "Como Dios", pero con un humor más británico y algo más de incorrección política. Sirve también como homenaje a Robin Williams, ya que le pone la voz a un perro.

Mr. Right, de Paco Cabezas

Después de haber visto dos películas en el auditorio, una sala enorme y cómoda, entré a una sala más de conferencias que para proyecciones. Pero era un pase con presentación y charla, así que se acepta. Con esta película me lo pasé muy bien, cambiando de género con frecuencia. Se podría describir como una comedia romántica de acción, donde la chica, el personaje de Anna Kendrick, tiene mucho más que decir de lo que sería habitual en el género de acción. Tomando como partida que su personaje está bastante loco, el resto del metraje es muy disfrutable.

La charla con Paco Cabezas fue un poco breve, pues entre retraso en el inicio de la proyección, y un problema que paró la película un rato, se hacía tarde. No explicó mucho, pero siempre son entretenidas estas conversaciones.

Paco Cabezas, con una nariz de payaso relacionada con la película


Y como Sitges también vale la pena verlo, unas pocas fotos que hice callejeando a la caída del sol.



domingo, 4 de octubre de 2015

Haarlem

En un principio, Amsterdam iba a ser el final del viaje. Pero una vez allí he visto que se me ha hecho pequeña, que si no se hace mucha parada en museos, se ve rápidamente. Y con dos días he tenido suficiente. Así que el último, antes de coger el avión, he ido a una pequeña ciudad cercana: Haarlem.

Aunque la maleta podía dejarla en el hotel, iba a ahorrar tiempo si la dejaba en la consigna de la estación, costándome 7€. Pero de esa manera cuando regresase de la visita no tenía que andar nada. Hay obras en la zona, los trenes iban con retraso, y cuesta un poco aclararse cuando no se entiende el neerlandés. Los carteles no están en inglés, y hay que usar un poco la intuición. Menos mal que hay estaciones importantes, y Haarlem es una de ellas, por lo que indicaban los trenes que paraban ahí.

Este es otro destino pequeño, donde todo está más o menos cerca, incluyendo la estación. Además era día de mercado en la Grote Markt. No he podido ver la plaza vacía, pero al menos había algo diferente. Aunque el mercado no se puede decir que fuese exótico: puestos de fruta y verduras, flores, embutidos, quesos... Se podían encontrar cosas interesantes también.

Lo más llamativo era la plaza, con su iglesia y el ayuntamiento, pero también había algún que otro edificio interesante. Otro punto de interés es la ruta de los oasis de tranquilidad, creo que se llama. Son varios jardines que se hicieron entre viviendas para el reposo y la tranquilidad. Los hay que se pueden visitar, pero creo que el sábado es el peor día, en el que prácticamente están todos cerrados. Los domingos creo que también hay muchos que no abren, pero menos. Al menos hay uno en una plaza pública, otros con verjas que se pueden ver, y las calles por las que se transita son otros rincones de tranquilidad.


Uno de los jardines de la ciudad









Otro de los jardines









Otro jardín



Volviendo a la estación

sábado, 3 de octubre de 2015

Amsterdam de noche y el Barrio Rojo

Creo que la gente normalmente piensa en fumar porros, prostitutas en escaparates y canales cuando hablan de Amsterdam. Y seguramente sean los símbolos más conocidos y explotados. Pero también es conveniente conocer como se encuentran.

Canales hay por todas partes, y más en el centro. Esas calles son más tranquilas, tienen menos tráfico, pero también hay que tener en cuenta que para cruzarlas hay que buscar un puente, y que las bicis te arrollan cuando andas por la calzada, pero apenas hay acera.

De fumar, poco puedo decir. No está entre mis aficiones, pero sí que se ven varios coffee shops, y de vez en cuando se huele a marihuana. En algún momento me han preguntado por uno, pero también por direcciones. ¿Qué tengo para que me pregunten siempre por lugares? ¿No saben que alguien con la cámara a cuestas tiene muchos puntos para ser turista?

Y del Barrio Rojo, tal vez es lo que más hay que conocer. La idea que tenía inicialmente no era real del todo. Creo que el distrito se concentra en 3 calles longitudinales y las transversales que hay entre ellas. Hay escaparates cada pocos metros, pero alternados con bares, restaurantes, tiendas… El sexo aparenta estar normalizado, son multitud de sex shops o tiendas eróticas las que hay, algunos lugares de espectáculos eróticos, y como no, las ventanas desde las que se ponen las prostitutas en ropa interior para captar clientes. Las veces que he pasado había más ventanas cerradas que abiertas, no sé si no estaban ocupadas en ese momento, si estaban en plena faena, o vacías. En un principio uno puede pensar que es la oportunidad de ver carne, pero como ellas también ven a la gente pasar te pueden poner algo incómodo. Las calles suelen ser estrechas, y estás tan cerca, que ellas ven perfectamente a quien se les queda mirando.

No está permitido hacerles fotos, pero no hay problema con fotos generales de la zona. Estuve paseando un poco de noche, buscando fotos nocturnas, tanto del Barrio Rojo como de otros lugares cercanos.

La noche va llegando al Barrio Rojo (y mi hotel es uno de los edificios de la derecha)

Museo de la Prostitución


Palacio Nacional en la plaza Dam




Estación Central de Amsterdam



Luces reflejadas en el canal

Amsterdam

Después de no parar entre Bélgica y Holanda, el final del viaje iba a ser Amsterdam. Pero no va a ser así, seguramente vea otro lugar más antes de coger el avión, pero eso será en su momento. Volviendo al inicio, había en sitios más grandes o pequeños, más tranquilos o bulliciosos, pero la capital holandesa me ha superado, me he encontrado con multitud de gente por todas partes. También he de decir que el hotel lo tengo en pleno Barrio Rojo, y es el lugar para moverse de noche.

Vamos por pasos. He llegado a Amsterdam después de unos días de no parar, con cansancio acumulado, y ya aguanto poco a la hora de salir. Por eso no tengo la sensación de lugar tan encantador como otros, no estoy disfrutando del lugar de la misma forma. Para salir de noche, de fiesta, es el destino idóneo. Pero mis viajes son diurnos, y cuando se pone el sol ya estoy recogido.

Mis visitas turísticas comenzaron por la casa de Ana Frank, un lugar imprescindible para interesados en la historia reciente. Ana Frank se ha convertido en un mito por narrar de primera mano la persecución de los judíos, como era vivir escondidos. Es una voz que se ha llegado a escuchar, pero no deja de ser una niña que vivía su vida con normalidad, escribiendo su diario. Por eso, su casa es muy interesante para ver cómo era una de esas viviendas donde se ocultaba gente de la persecución, pero por fuera no es más que una casa normal y corriente frente al canal. Vale la pena comprar la entrada anticipada, si no, es fácil estar una hora haciendo cola (mi caso). Dentro no está permitido hacer fotos, así que no puedo mostrar nada.

Casa donde vivió y estuvo escondida durante dos años Ana Frank (el edificio de la izquierda, en el otro se puede ver parte de la cola de entrada)


Después me puse a pasear, a callejear y ver lugares desde la calle, haciendo alguna foto. Como decía hace un rato, iba muy cansado, y en un momento aproveché la cercanía del hotel para echar una siesta. No busqué lugares clave, simplemente iba viendo, moviéndome entre los miles de bicicletas, que son un peligro. Normalmente están claras las zonas de circulación para bicis, pero no tanto las normas, y te vienen por todas partes. No es fácil cruzar las calles.



Uno de los tres triángulos de granito rosa, monumento por la homosexualidad



Muestra de uno de los muchos canales


En el Beguinaje de Amsterdam


Base de una farola en la plaza Dam



Al Barrio Rojo y la noche le dedicaré una entrada a parte. Aunque no tenga mucho material gráfico, prefiero no saturar esta entrada.

El segundo día también ha comenzado con visitas concretas, esta vez al museo Van Gogh. Tenía que visitar algún museo de los importantes, y cuando he visto los precios he considerado adecuado quedarme solo con uno. Podía dudar entre el Rijkmuseum y el Van Gogh, pero me he decantado por el monográfico del pintor holandés. También había cola, también se podían comprar las entradas anticipadas, pero cuando he llegado, un poco antes de las 10, la cola no era muy grande. Tras pagar los 17€ de rigor he pasado a ver la colección permanente, hacer un repaso por la obra de Van Gogh. Hay algunos cuadros muy conocidos (que no están ahí, como La Noche Estrellada, Los Girasoles…), pero muchos otros sorprenden, no son de un estilo que pienses suyo.

Museo Van Gogh

Espacio preparado para las colas del museo

Y después, volver a callejear. En teoría para ver zonas que no hubiese visto el primer día, pero al final hay lugares por los que he pasado ya varias veces, por lo que seguro que tendré fotos repetidas.



Fachada del Rijkmuseum

Paso por el museo

Jardines en la zona de museos

Vondelpark






Vista a lo lejos del Palacio Nacional




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